Descifrando la información contenida en los peces de Marruecos (Parte I)

Una de las secuelas más frecuentes y más benignas de los trabajos de campo son las infecciones estomacales. A mí, lejos de producirme una gran molestia, suelen reportarme el beneficio de perder peso, poder posponer alguna reunión poco gratificante y dedicarme a actividades como esta de divulgar el trabajo de mi equipo. Porque no podríamos realizar la investigación que hacemos en el campo si no formáramos un equipo muy habituado a este tipo de trabajos. Un equipo que continuamente debe rehacerse por la dinámica de la investigación, es decir, personal becario que va y viene y por la nula posibilidad de retener a los más aptos por mucho tiempo debido a la política científica actual carente de plazas y alicientes para los jóvenes investigadores en España. En este viaje de campo me acompañaron Silvia Perea y Paloma Garzón, actualmente sin trabajo remunerado, y el profesor Ahmed Yahyaoui de la Universidad de Rabat.

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Así, aprovechando que tenía que hacer unas gestiones administrativas en Rabat para los dos proyectos concedidos, uno en la convocatoria del MESRSFC de Marruecos y otro financiado por la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit, decidimos ir a buscar algunas poblaciones de salmónidos avanzando en el trabajo que debemos realizar una vez que comiencen oficialmente los proyectos. Aunque alguien pueda extrañarse de esta manera de proceder, especialmente a los que deben realizar las siempre pesadas labores administrativas, es una premisa esencial en el trabajo de campo aprovechar las condiciones climáticas cuando estas son favorables.

Las regiones donde realizamos este trabajo de campo estan ubicadas en las zonas montañosas de más dificil acceso de Marruecos y debemos trabajar en ríos de fuerte pendiente y elevado caudal.

Es probable que las condiciones de este año, temperaturas elevadas y escasa pluviosidad en otoño, sean irrepetibles en los tres años de duración del proyecto. Es un año excepcional para llegar facilmente a los lugares de pesca y poder andar por los ríos sin dificultad. Desaprovechar estas condiciones es un riesgo que no podíamos asumir.

Los objetivos para este trabajo de campo son múltiples y van encaminados al estudio de una región, como Marruecos, hidrológicamente compleja y muy poco conocida en cuanto a su fauna fluvial, especialmente, sobre los procesos paleohidrológicos acontecidos durante al menos los últimos 6 millones de años y que afectaron a sus organismos acuáticos. Quizás sea necesario recordar que uno de los fenómenos más impactantes para la fauna de peces durante el Terciario fue la desecación del Mar Mediterráneo y su posterior y rápida inundación por aguas atlánticas a través de una enorme rampa que abrió el estrecho de Gibraltar hace 5,3 millones de años. Este suceso y la posterior configuración de los ríos y lagos, tal y como hoy las conocemos, han dejado una información importante en los peces que nosotros queremos y creemos ser capaces de extraer.

Imagen 5Pero no son los fenómenos paleohidrológicos el único interés de su fauna. Marruecos sufre un avanzado proceso de desertificación y muchos de sus ríos sufren algunos años periodos muy largos de sequía con descargas torrenciales e impredecibles en determinados periodos dentro del mismo. Las poblaciones de peces sufren por este motivo mortalidades severas y ello debe dar lugar a señales en su genoma que pueden ser investigadas para averiguar cómo ha ocurrido su adaptación y diversificación a cambios climáticos temporales presentes y pasados.

Imagen 6Dentro de los peces, las truchas de Marruecos son un grupo muy particular. Constituyen el extremo suroeste de su distribución y las únicas que existen en África. Como habitantes de aguas frias, limpias y oxigenadas su hábitat cada vez se ve más reducido. Además, la política de repoblaciones con truchas en ríos de Marruecos da lugar a una pérdida de su interés científico. Esta política consiste en pescar individuos en ríos con poblaciones autóctonas de truchas, mezclarlas todas en una piscifactoria en Azrou y, el producto de estos cruces, soltarlos otra vez en los mismos ríos para reforzar las poblaciones. De esta forma se pueden perder esos rasgos genéticos que nosotros pretendemos investigar y también afectar a la viabilidad de las poblaciones al perderse caracteres genéticos de adaptación a las condiciones locales.

Imagen 7En Marruecos es conocido que quedan algunas poblaciones de salmónidos que no han sido repobladas debido a su inaccesibilidad o a una protección estricta. Otras, objeto de repoblación, guardan poblaciones inalteradas en zonas de cabecera, cuando algún accidente geográfico como una cascada, impide el ascenso de las poblaciones de repoblación. Nosotros a lo largo de estos años hemos ido, poco a poco, recogiendo material y datos de las truchas de Marruecos que desembocaron inicialmente en un estudio sistemático de las mismas. En este estudio describí una especie de trucha Salmo akairos en el entonces poco accesible lago de Ifni, un lago en la falda sur del Toubkal, el pico más alto del Atlas. Debido a los pocos días con que contábamos, nos propusimos ir a buscar más ejemplares para el estudio genético en los ríos Chbouka, Sidi Hamza y Dades, e intentar encontrar las truchas del M’Goum.

Al primer río al que nos encaminamos fue al Chbouka en el paraje denominado Miami. Este es un largo camino a través del nacimiento de uno de los ríos más grandes de Marruecos, el Oum er Rbia, pero que pasada su zona turística se introduce en un bellísimo bosque de cedros con densas poblaciones de macacos. Macacos que parecen ser un problema para la regeneración del bosque. Probamos un nuevo motor de pesca eléctrica de baterías que fue donado por una institución portuguesa que se compadeció de las dificultades administrativas que teniamos para su compra inmediata. El motor resultó excelente. Tiene una nula mortalidad sobre los peces que son atraídos vivos sin problemas y tiene un peso muy pequeño.

En el río Chbouka salieron dos truchas que no pudimos capturar por la velocidad de la corriente. Sin embargo, cogimos una población de otros peces: los barbos (Luciobarbus magniatlantis) a los que cogimos un pequeño trozo de aleta ventral para los estudios genéticos y que fotografiamos gracias al tripode de Fernando y al acuario realizado por Antonio Corcuera para posteriores estudios de su morfología.

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Ignacio Doadrio, investigador del CSIC en el Departamento de Biodiversidad y Biología evolutiva del MNCN.

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