Juncos: mutantes en Colorado

Borja Milá en su segunda semana de viaje:
Mount Wilson, Colorado

«Hola a todos, estamos en plena etapa del muestreo del junco de cabeza gris (raza caniceps) en el espectacular estado de Colorado, en el corazón de las Montañas Rocosas. Empezamos en la zona de Teluride, en el sudoeste del estado, donde trabajamos varios días a más de 3000 metros (si, noches fresquitas…). Los juncos caniceps aqui son muy puros, con un gris pizarra limpio y la espalda de un naranja ladrillo intenso. Sin embargo, en una de las localidades encontramos varios individuos con trazas de rojo en la cabeza y a veces en los costados, algo que no habíamos visto antes. Esto es muy interesante pues ilustra la capacidad de los juncos para generar nuevos tipos de plumaje de forma rápida. Estos individuos mutantes expresan colores en lugares nuevos del cuerpo y pueden convertirse en blanco de la selección sexual. Por ejemplo, si las hembras locales pasan a preferir a los «pelirrojos», ese fenotipo (o mejor dicho, los genes que lo expresan) podrían fijarse en la población y con el tiempo dar lugar a un linaje genético diferenciado.

Plumas rojas en la cabeza de un junco mutante
Tras acampar unos días en las montañas bajamos al pueblo de Teluride y visitamos a nuestro amigo Jeff Smith (hermano de Tom, mi director de tesis en UCLA!). En su casa nos duchamos (por fin) y comemos viendo el partido España-Holanda en el mundial de fútbol de Brasil (…me lo expliquen!…WTF!!).

Después de Teluride buscamos otra localidad en la zona centro del estado para tener una réplica a una buena distancia, y tras un par de lugares fallidos con densidad muy baja por falta de hábitat adecuado (los juncos tienen sus manías), encontramos un sitio fantástico cerca de Aspen: un gran valle con prados rodeados de coníferas y grandes rodales de Populus tremuloides («aspen» en inglés), con densidades altas (mas o menos un territorio de juncos cada cien metros). Utilizamos la grabación del canto de un macho para atraer al macho territorial a una red que colocamos en un lugar estratégico. El macho local, indignado por la «intrusión», ataca la grabadora escondida bajo unas ramas y cae en la red. En una próxima entrada os explicaremos que medidas, muestras y datos tomamos de cada individuo capturado…»

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