Viaje a Colombia: Entender para conservar los páramos es vital

A parte de su composición florística, muy poco se conoce sobre los páramos y, particularmente, sobre la ecología y el funcionamiento de sus suelos, a pesar de ser una enorme reserva de carbono y albergar la mayor parte de las reservas de agua de las que luego se benefician los Colombianos. Las reservas de carbono de los páramos no sólo se enfrentan a los cambios asociados al clima, sino que la enorme presión que ejercen las multinacionales mineras para extraer sus riquezas está haciendo peligrar su conservación futura. Hasta ahora, el gobierno Colombiano ha mantenido una dura política de conservación sobre los páramos, frenando en gran medida la prospección y extracción por parte de la poderosa industria minera, principalmente canadiense. Pero necesitamos seguir entendiendo mejor la ecología y el funcionamiento de estos paisajes únicos, generar conocimiento y acumular argumentos que justifiquen la importancia de estos sistemas. Es necesario hacer entender a quiénes toman las decisiones que conservar los páramos puede generar mucha más riqueza para el país a la larga que la riqueza efímera (aunque probablemente muy golosa) que pueden reportar para unos pocos las concesiones a estas empresas mineras.

¡Y este es el motivo de este viaje! Ana y yo nos hemos venido a hacer algunos estudios pioneros sobre las dinámicas y ecología de los suelos de páramo, de sus reservorios de carbono, la ecología de las comunidades microbianas que lo albergan y su relación con la enorme diversidad florística que caracteriza al páramo. Estos reservorios de carbono a largo plazo han estado protegidos, hasta ahora, contra su oxidación por parte de los microbios (y por tanto su emisión a la atmósfera en forma de CO2, que, debido a las enormes cantidades emitidas en números absolutos, es el gas invernadero más potente) gracias a las limitaciones climáticas de estos ecosistemas de alta montaña y a la escasa intervención humana. Necesitamos entender cómo estos sistemas son capaces de almacenar estas reservas de materia orgánica, que, de otra manera –si las condiciones climáticas cambian o las multinacionales mineras logran entrar-, serían altamente vulnerables y probablemente convertidas a CO2 con consecuencias desconocidas, tanto para el clima local como para su capacidad para albergar reservas de agua.

Aquí os dejo algunas fotos del primer muestreo en el páramo de Matarredonda y el posterior trabajo de laboratorio. Algunas complicaciones físicas me impidieron participar en este primer muestreo. Pero Ana, Gerardo y Eloisa sacaron esto adelante. ¡Gracias a los tres!

Jorge Curiel Yuste, investigador del MNCN y experto en suelos. Fotos de Ana-Maria Hereş y Jorge Curiel Yuste.

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